Con esta tapa tan sencilla, vienen a mi memoria los sábados a medido día de cuando era niña.
Solía ir a Mahón con mis padres, una ciudad cercana al pueblo donde vivía. Los sábados eran para ir al mercado, comprar alguna cosa que no encontráramos en el pueblo ya sea ropa, zapatos o material para el colegio entre otras cosas, y finalmente antes de volver a casa nos parábamos en Ca Wenchi, sinceramente no sé si lo escribo bien pero era el nombre que recibía un bar de tapas tradicionales que había por esos años. Las tapas eran deliciosas, recuerdo perfectamente la cara de la pareja que lo regentaba, la mujer era la cocinera y tenia unas manos de oro.
Hoy cocinando este plato, los recuerdos de mi niñez han vuelto en forma de sabores y aromas exquisitos.
Necesitamos;
- 3 riñones de cerdo
- 5 dientes de ajo
- 1 cebolla mediana
- un manojo de perejil fresco
- pimienta negra
- medio vaso de vinagre
- aceite de oliva
- un chorrito de coñac
- sal
En primer lugar limpiaremos los riñones quitando la piel en el caso que la tuvieran y quitando las partes blancas del centro superior, donde veréis un corte. Cortamos el riñón a lonchas que no sean gruesas y las ponemos en remojo con 2 vasos de agua y el vinagre, unos 10 minutos. Mientras pelamos la cebolla y cortamos en trozos finos y cortamos los dientes de ajo a trozos pequeños. Escurrimos los riñones y los enjuagamos con agua hasta que veamos que esta sale limpia, procuramos que se escurran bien ya que os salpicaran al cocinarlos, si es necesario nos ayudamos con papel absorbente o un trapo limpio, salpimentamos. En una cazuela ponemos un poco de aceite de oliva, como 4 cucharadas soperas, llevamos al fuego y cuando esté caliente ponemos la cebolla y dejamos que se cocine hasta que empiece a transparentar, luego echamos los riñones y los ajos, removemos y dejamos que se hagan removiendo de tanto en tanto. Cuando estén hechos ponemos el coñac y dejamos que se evapore, añadimos también el perejil, cocinamos un par de minutos y apagamos el fuego. Los riñones se han de cocinar lo justo, si los cocinamos demasiado se vuelven duros. Si han soltado agua que es muy probable, podemos espesar y hacer salsa añadiendo un poco de pan rallado, pero poco.
Origen de la receta, familiar
Que plato más llamativo, estos cortes que muchas veces no son tan valorados me parecen siempre de los mejores manjares, además de llevarnos a esos retazos de tus recuerdos de infancia, creo que las fotos lo dicen todo, un manjar completo!.
ResponderEliminarun beso
Efectivamente Natalia, según que partes sobre todo referentes a la casquería, han perdido su lugar en la cocina actual. Un saludo
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