Partiendo de que sabemos perfectamente que el calabacín tiene poco sabor, me propuse igualmente hacer un helado con él.
Primero intenté caramelizar el calabacín sin que fuera demasiado, sólo para que cogiera sabor dulce y se cocinara. Luego incorporé la hierbabuena que pensé que al infusionarse, le daría un sabor fresco y combinable.
Ahora sólo faltaba la textura que pensé que la conseguiría con leche y nata.
De esta manera es como hice este helado, que os recomiendo 100 x 100 y si lo servís acompañado de Bizcocho de calabacín con pasas y nueces os aseguro que vais a triunfar.




